La córnea es una estructura compleja que protege el ojo y ayuda a enfocar la luz en la retina. Está compuesta por cinco capas diferentes que trabajan juntas para mantener la transparencia y la integridad estructural de la córnea.
La úlcera corneal es una lesión en la córnea que puede ser causada por un golpe o roce, pero también podría estar relacionada con un ojo seco, con problemas palpebrales o por condiciones genéticas.
La gravedad de una úlcera corneal depende de la profundidad de la lesión, así como de la presencia de infección bacteriana. La lesión más leve es conocida como erosión y la más grave como perforación. La actuación de la oftalmóloga dependerá de la gravedad y de las posibles causas, pero también del resto de condiciones sistémicas y del estado del resto de estructuras oculares.
Los síntomas de una úlcera corneal pueden incluir dolor, enrojecimiento, sensibilidad a la luz, lagrimeo y visión borrosa, pero también cambios de comportamiento relacionado con la presencia de dolor como abatimiento, malestar general o intentos de tocarse la zona.